¿Se puede disfrutar de la intimidad siendo gorda?
Foto de Henri Meilhac en Unsplash

«Muero por acostarme con mi novio pero me aterra que me vea desnuda»… ¿Te suena? Seguro que sí. ¿Qué hacer? ¿Realmente se puede disfrutar de la intimidad siendo gorda?

Todas hemos sentido el terror que implica la primera vez (en la vida o con esa persona especial) y sabemos perfecto en qué reside ese miedo: En nuestro cuerpo. Y es que, ¿de verdad se puede disfrutar de la intimidad siendo gorda?

Pensamos que todo sería diferente si nuestro cuerpo fuera delgado, libre de imperfecciones y de carnes de más. Creemos que nuestros rollitos son lo peor y que, si nos quitamos la ropa, nuestro amado saldrá corriendo despavorido al ver semejante atrocidad.

La realidad es otra. Y no lo digo yo, lo sé porque la mayoría de mis amigos son del género masculino. Además de mi experiencia, por supuesto.

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En mi vida, sólo ha habido un hombre que me puso «pero» por mis kilos extra. «Eres bonita, inteligente y súper linda pero nunca he andado con una chica llenita», me dijo. Claro que eso no evitó al patán sentirse atraído por esta gordita y caer, no una, sino varias veces en su cama.

Y es que el encamarse con alguien, la mayoría de las veces va más allá del físico… Así sea un acostón casual. ¿O te aventarías un one-night stand con un tipo que conociste en el bar y que te cayó fatal sólo porque está divino? No lo creo. Siempre hay algo más.

Si hablamos de tener relaciones con nuestra pareja, ¡por supuesto que hay mucho más! El hombre en cuestión no sólo ve un pedazo de carne… Sino a la mujer que ama; con la que ha elegido estar por todo lo que ella es; la que le llena los ojos, el corazón y las ganas.

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Y créeme, él sabe perfecto lo que hay debajo de la ropa. Siente tu cuerpo cada vez que te abraza y, claro, la tela no puede esconder toda esa fondosidad, ¿no crees?

Entonces, ¿qué es en realidad lo que te detiene a disfrutar de tu cuerpo y del de tu compañero? Lo mismo que te impide vestir como quieres. Lo mismo que no te deja ser feliz: TU MIEDO.

Porque sí. Sí se puede disfrutar de la intimidad siendo gorda. 

Foto de Matheus Ferrero en Unsplash

¿Qué es lo que necesitas para hacerlo? Hacerte de todas tus fuerzas y decidirlo, pues no es tu novio o alguien más quién esté poniendo la traba, sino tú misma.

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Algunos tips para lanzarte a la aventura:

  • Ponte tu mejor vestido. Y es que si te sientes linda, será más fácil que los nervios lleguen en ese momento.
  • Sonríete. Antes de salir de casa, mírate al espejo y date una sonrisa. Es más, chuléate lo más que puedas y di para ti misma «tú puedes hacer lo que sea».
  • Desconecta la mente y enfócate en las emociones. No pienses tanto, sólo fluye y déjate llevar por lo que sientes.
  • Ya es hora de que te la creas. Sí, querida amiga, si él está ahí, es porque te desea con todo su ser. Ha esperado muuuucho por este momento tal como tú. Sabe muy bien la forma que tiene tu cuerpo y ¿sabes? ¡No le importa que esté grande! Lo único que le interesará en ese momento, es apreciarlo, besarlo y acariciarlo.
  • Ve de menos a más. Si la pena es enorme, deja la luz apagada. Ve poco a poco. Luego puedes empezar con una lámpara encendida… Cuando menos lo esperes, estarás disfrutando de tu desnudez a plena luz del día.
  • Finalmente, piensa cuánto tiempo más vas a seguir limitándote. ¿Cuánto tiempo más vas a esperar para ser libre y sacar a la mujer que tienes encerrada dentro de ti? Esa que quiere amar y ser amada a plenitud; la que muere de ganas de comerse al mundo pero no se atreve por miedo.

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El miedo jamás te llevará a ningún lado. Al contrario, evitará en lo posible que hagas todo aquello que deseas. Sin embargo, está sólo en ti vencerlo. Atrévete a vivir, verás que vale toda la pena del mundo.

Te quiero, mi bella curvilínea. Deja tus comentarios y sugerencias abajo sobre éste y todos los contenidos de este post. Ayúdame a compartir en tus redes sociales si este texto fue de tu agrado.

Besos,

Arhe Molina


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